La participación de México presentó arquitecturas ensambladas a partir de fragmentos, módulos, relaciones, historias, tácticas, tecnologías y estrategias de construcción, poniendo énfasis en experiencias susceptibles de ser traducidas, adaptadas y multiplicadas, en lugar de obras terminadas, productos o sistemas cerrados. La propuesta respondió a preguntas en torno a la función social de los arquitectos y de la arquitectura mexicana. La idea de despliegues alude a las transformaciones que conectan arquitecturas con otros tiempos y lugares; mientras que los ensambles remiten a la suma de participaciones abiertas articuladas desde afectos, efectos, actores e intenciones.

Se conformó un comité técnico y se lanzó una convocatoria abierta que recibió 286 propuestas provenientes de 26 estados de la República. Las 31 propuestas seleccionadas respondieron a aspectos característicos del diseño más allá de la arquitectura convencional, abordando temas como la autoconstrucción y la participación comunitaria. A través de una narración sobre la historia de la participación social en México, la muestra propuso una sinapsis entre el pasado y el presente de la arquitectura. Asimismo, se creó una plataforma digital para difundir, además de las obras seleccionadas, otras 87 propuestas, fomentando así una arquitectura de código abierto.